Tanto en mi período de formación como durante los años que llevo trabajando he sentido, en ocasiones, que me estaba «colgando» como un ordenador.
Pienso que es algo que casi todos los informáticos hemos sentido alguna vez. En sistemas, por ejemplo, puedes tratar de encontrar un error en una aplicación y no ser capaz de llegar más allá de determinado punto. Pongamos, por ejemplo, que se nos ha colgado el navegador. Se puede tratar de un fallo del propio navegador, del sistema operativo, de hardware o de la red. Dentro de cada uno de estos sistemas hay más de una variable que puede tener la culpa de lo que sucede.
Esto da como resultado un complejo problema que solucionar. De hecho hay un estudio que indica que, sin otras estrategias de pensamiento que nos ayuden a simplificar el problema, los seres humanos somos capaces de manejar sistemas de hasta cuatro variables. En el nivel de cinco variables entramos ya en terreno de la intuición.
Así que ya sabéis. Si alguna vez os sentís desbordados por la complejidad de un problema no penséis que sois tontos. A todos nos resulta más fácil entender las cosas de manera líneal, es decir, una tras otra. Así que creo que la clave para progresar en la resolución de problemas es aprender las estrategias que hagan los problemas más sencillos de partida.