Nunca dejar ventanas rotas sin reparar.

Siguiendo mis propios consejos de la entrada anterior, he comenzado a leer The Pragmatic Programmer. Entre los primeros consejos de ese práctico libro he encontrado una idea que me ha fascinado.

Se trata de la teoría de las ventanas rotas. Se trata de una teoría criminológica que trata de establecer una relación entre la sensación de ausencia de vigilancia que hay en los entornos vandalizados y el aumento de los niveles de criminalidad tanto de baja como de alta intensidad.

La intención de los autores es indicar que en el código de un programa si dejamos ventanas rotas o, como decimos en español, ñapas esto puede acabar generando la sensación de que todo el código es una ñapa y favorecer que otras personas implicadas en el proyecto añadan más y más ñapas y se acabe generando una chapuza ya imposible de abordar. Aquí explican la idea más en profunidad.

Desde mi punto de vista se trata de una idea sencilla pero muy potente y, eso sí, aplicable a cualquier profesión. Para empezar, si más de una persona «mete mano» en un trabajo medianamente complejo podemos acabar generando una pifia colosal sino se hace cada cosa de una forma debida.

Además, a esta idea se une también la del efecto de la entropía sobre el proceso anterior. Es decir, la dificultad para poder conocer todos los detalles relacionados con un sistema en un momento dado y sus implicaciones pueden verse potenciado por la proliferación de «ventanas rotas» y ser la respuesta a porque algunos grandes proyectos  fallan estrepitosamente.

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