Una de las ideas más interesantes de conocer con las que me he encontrado últimamente es el denominado Pensamiento Ilusorio (Wishful Thinking). Podemos definirlo como cuando asumimos que algo va a ser cierto apoyándonos como única prueba en que tenemos unas ganas enormes de que ello se produzca.
Se trata de un sesgo cognitivo que hace que primen nuestros deseos por encima de las pruebas que tenemos sobre la realidad. Al parecer, este sesgo cognitivo permanecería en nuestra estructura mental debido a que, en general, pensar de manera positiva nos ayuda a elegir la opción más adecuada de entre las existentes con mayor probabilidad que pensar en términos negativos. Así pues, sería un rasgo evolutivo que, llevado al máximo, puede producir un efecto totalmente contrario.
Este tipo de sesgos cognitivos se producen a consecuencia de la incapacidad de nuestros sentidos para interpretar las realidades complejas. Esto es, cuando algo es sencillo de interpretar por medio de sentidos como, por ejemplo, que es de día no necesitamos aportar pruebas extra para certificar la realidad. Sin embargo, con la evolución de los tiempos hemos sido capaces de generar cada vez realidades más abstractas y alejadas de la realidad. Ante este problema nuestro cerebro busca herramientas que le ayuden a comprender y, entre ellas, podemos algunas como el apoyo en la opinión de los demás o apalancar nuestra opinión con los sentimientos.
Sin embargo, cuando nuestra opinión de que algo ocurrirá se basa únicamente que nosotros deseamos que así ocurra esta idea acaba siendo finalmente masacrada por la realidad.
Si por casualidad pensáis que no es posible que, con los adelantos de hoy en día, esto se de… no tenéis más que pensar en el mantra que ha tenido engañada a toda una generación en españa sobre la cultura financiera:
Los pisos nunca bajan